Cuando pasa eso no puedes sentir la falta del perro que nunca tuviste, del saludo que nunca te dieron, del beso que nunca te robaron. Entonces, ¿extrañas o sólo inventas el extraño? Sea como sea, sientes esa carencia de algo así que es real.
A veces, extrañar de forma inmediata aquello que "se fue" es sólo la muestra de estar sumamente acostumbrado a eso, otras veces extrañar aquella "cosa" que no tenías puede significar que de verdad lo querías. Otras veces, puede que de verdad quisieras al objeto que se fue o que fueras lo suficientemente loco como para idearte algo extrañable que lo vas a perder para extrañarlo todo en tu mente.
Con esto, no quiero decir que extrañar sea algo completamente malo o completamente bueno pero es algo necesario para obtener la esperanza de una alegría súbita al observar que el objeto a ser extrañado ya regresó a ti y en el caso que no fuera a regresar es necesario para sentir aquella lágrima que recorre el rostro haciéndote recordar los buenos momentos que tuviste con ese objeto o que imaginaste tenerlos.
Extrañar es humano, extrañar nos hace más humanos pero nos puede sumir en la más mínima miseria. Hay que aprender a extrañar con medida a los "objetos" reales o irreales y hay que aprender a crear pensamientos que vamos a extrañar cuando se vayan para que nuestra capacidad de humanizarnos crezca cada vez.
martes, 15 de abril de 2008
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